La Sinfónica de California y la Educación Musical
La Sinfónica de California y la Educación Musical
Un gran desafío para una Sinfónica. Ayudar a una escuela con población de bajos recursos a través de la música.
por ERIC Westervelt
Los alumnos reciben violines en la Escuela Primaria Downer en San Pablo, California. La escuela ofrece un programa de enseñanza de música gratuito llamado Sound Minds (mentes sonoras).
Un grupo de 10 y 11 años de edad se ríen al ver como la violonchelista profesional Frederic Rosselet flexiona su muñeca como si estuviera hecha de goma. El dice a los alumnos “Es el brazo el que básicamente hace el trabajo.”
Los alumnos de violonchelo en la Escuela Primaria Downer en San Pablo, California, pasan sus arcos sobre las cuerdas se sus violonchelos, siguiendo el ejemplo del movimiento de muñeca de Rosselet.
Screeeech. Se necesita trabajo.
“Chicos, quieren intentarlo de nuevo? “Forte” significa?”
“¡Fuerte!” respondieron los estudiantes.
“OK, veamos el compás 22. Tres y cuatro y …” Los chillidos del inicio de la clase poco a poco comenzaron a sonar como algo parecido a la Sexta Sinfonía de Beethoven, o al menos a la parte de la sinfonía en la que estos alumnos están trabajando.
“Eso ya es un poco mejor,” Rosselet dice con una leve sonrisa. “Bueno.”
Decenas de orquestas en todo Estados Unidos hacen algún tipo de divulgación de educación musical.
Pero pocos de ellos se involucran en la vida escolar tres días a la semana. Eso es lo que el programa Sound Minds está haciendo. Fue creado en asociación con la Orquesta Sinfónica de California, una orquesta profesional con sede en Walnut Creek, California, que se presenta en el área de la bahía.
La organización ha adoptado musicalmente a la Escuela Primaria Downer, que se encuentra en una zona de bajos ingresos de la ciudad en el noreste de la bahía de San Francisco.
La Sinfónica paga a los músicos profesionales como educadores para enseñar un programa de estudios centrado durante todo el año, de los fundamentos de la música hasta clases de violín y violonchelo de manera individual y grupal.
Hasta ahora ha dado sus frutos. Los participantes están obteniendo mejores resultados en matemáticas y lectura que los estudiantes que no están en el programa.
“Nuestras familias son de clase trabajadora, y a veces de una clase invisible”, dice Marco Gonzales, director de la Primaria Downer. “Ellos encuentran trabajo donde sea. Limpiando casas o cavando zanjas.”
La población de la escuela proviene principalmente de familias trabajadoras de origen latino, muchos de ellos inmigrantes de México. Más del 95 por ciento de sus estudiantes reciben almuerzo gratis o a precio reducido. “Algunas de las familias son indocumentados” dice González. Lo que se debe destacar es que si bien muchas de estas familias estarían “al margen de la sociedad”, “han dejado su zona de confort para procurar una vida mejor para sus hijos”.
La música es uno de los pilares de la estrategia para ayudar a forjar una vida mejor. El programa de Sound Minds es gratuito, abierto para todos los alumnos, e inspirado en el El Sistema de Venezuela.
Las instituciones dedicadas a la música clásica en Estados Unidos están luchando para atraer a público más joven, sostenerse y mantener la relevancia de la actividad. La población se siente más atraída por la música pop y por programas de televisión como La Voz y American Idol y esa realidad no hace facil la tarea.
Amy Haltom se sumó a Sound Mind para enseñar a niños de pocos recursos que no tendrían posibilidades de acercarse a las artes y a la música de no ser por un programa como este. “Esta muy bien interpretar cantatas de Bach para un público entendido en San Franciso,” dice ella. “pero en este punto de mi carrera me pregunté” ¿qué es todo esto? ”
Haltom se trasladó desde San Francisco a Richmond, justo al lado de San Pablo, para estar más cerca de la vida de la comunidad escolar. “Este es mi lugar!” ella dice. “para mí ha sido un tremendo cambio personal y profesionalmente.”
Antes de que los alumnos del programa lleguen al violín o al violonchelo, reciben una introducción a los fundamentos de la música, que incluye los conceptos básicos de lectura, compases y ritmo.
Los defensores de la educación musical a menudo dicen que el estudio de la música estimula el aprendizaje en general. Algunos estudios han demostrado un vínculo entre la formación musical y la mejora de las habilidades de lectura.
La Sinfónica de California dice que los datos de las pruebas estándar de la Primaria Downer, exhiben que los estudiantes que participaron del proyecto Sound Minds obtienen mejores resultados que sus pares.
Aubrey Bergauer, Director Ejecutivo de la Orquesta Sinfónica expresa que los resultados tanto en Matemática con en Inglés, que para la mayoría de estos niños es su segundo idioma, son contundentes.
La Sinfónica invierte unos $ 80,000 al año en Sound Minds, y la escuela otros $ 20.000, sin incluir las instalaciones.
El resto de las escuelas de todo el distrito West Contra Costa – y muchas escuelas de todo el país – no son tan afortunadas. El distrito sólo invierte $ 5,000 en promedio al año por escuela en educación musical.
La Sinfónica quiere extender el programa a otras escuelas de la zona.
Christopher Woodside, con la Asociación Nacional para la Educación Musical, celebra todo interés que surja en la construcción de programas de música de calidad en las escuelas. Pero, según él, es preciso contar con un esfuerzo mucho mayor a nivel nacional para ayudar a cerrar la brecha de oportunidades entre los distintos distritos. “Tenemos que hacer un compromiso fundamental que pienso que se inicia en el Congreso”, y se debe extender a niveles estatales y locales. Es necesario un esfuerzo nacional que asegure que cada estudiante está expuesto a la música “de la misma manera que la política apoya las matemáticas o la lectura o la ciencia.”
Fragmentos traducidos del artículo http://kplu.org/post/symphonys-big-challenge-lift-tough-school-through-music
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