Educación-Arte-Sociedad. Especialistas y Facilistas

Un problema de Escala
 

EL MENSAJE DE JORDI SAVALL

Con motivo de la visita de Jordi Savall a la Argentina, el Diario La Nación publicó una nota más que interesante escrita por Pola Suarez Urtubey que me lleva nuevamente a la refexión sobre las dificultades que tiene la sociedad en entender el signifcado del arte (de las cuales tampoco es conciente).

 

Transcribo parte de esta nota
“El año pasado tuvo enorme repercusión la renuncia de Savall al Premio Nacional de Música de España, por estimar que procede de un gobierno responsable del desinterés en su defensa del arte y de menospreciar a los músicos que con grandes sacrificios dedican sus vidas a mantener la dignidad de los artistas. Por su parte, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte declaró (no tenía otra salida digna) que respeta su decisión, pero insiste en reconocer los méritos de este “extraordinario intérprete situado en su plenitud artística”.

El premio, de 30.000 euros, había sido rechazado por el exitoso escritor Javier Marías; por Albert Boadella, catalán, director de una compañía teatral, y de quien se ha dicho que “no parece especialista en hacer amigos” (se metió con los militares, con la Iglesia, con la Generalitat); por el escultor Santiago Sierra, y por el diseñador gráfico Daniel Gil. “La ignorancia y la amnesia son el fin de toda la civilización -apuntó Jordi Savall en su renuncia- ya que sin educación no hay arte y sin memoria no hay justicia.”.
http://www.lanacion.com.ar/1825196-jordi-savall-una-luminaria-en-el-colon

Dudo que haya una sola persona que pueda discrepar con las palabras del Maestro Jordi Savall pero considero que el problema radica en la manera en que cada persona las interpreta. La escala con la que cada persona comprende el arte y la cultura se construye a lo largo de la vida según su formación, sus deseos, y/o hasta su conveniencia.

En muchos casos, la distancia entre el arte y la gente es demasiada grande y los espacios del arte y la cultura son eventualmente conducidos de manera equivocada generando una mayor confusión.

Para poder conectar el arte con la sociedad hay que estar cerca del arte y de la gente, y promover desde la conducción cultural una conexión responsable. Estar inmerso en el arte con una visión cerrada, o pensar que sólo hay que dar a la gente lo que se considera que más facilmente puede recibir, son los errores más frecuentes que no benefician ni al arte ni a la gente y terminan ampliando la brecha entre arte y sociedad. De este modo, se sostienen simultanea y paralelamente dos líneas, una de “especialistas” y una “facilista” que no se encuentran. Los “especialistas” se mantienen en su nube como un grupo de amigos que juegan al poker, y los “facilistas” se autoconsideran entendidos del arte y la cultura con sólo acceder a un par de nombres conocidos o con asistir a una sala importante.

La educación artística potencia la capacidad de una persona en muchos aspectos. Entendamos que tampoco es necesario ser un “entendido” para apreciar y valorar al arte, pero es importante tener la suficiente apertura para percibir si una interpretación es expresiva o no. En muchas ocasiones me encontré con gente que no concurre habitualmente a conciertos y que creen que su falta de conocimiento les impide disfrutar de cierta música pero en realidad, es más posible que hayan asistido a una mala interpretación desde lo técnico, desde lo expresivo o que no fuera una gran obra.

Es importante entender que no toda combinación de colores ni todo pincel crea una obra de arte, no toda combinación de palabras ni toda lapicera escribe un libro, no toda combinación de sonidos ni todo instrumento musical hace música. Para poder crear o recrear una expresión artística hay que manejar con destreza las herramientas correspondientes y para esto los artistas deben estudiar, practicar, practicar y practicar siempre.

La educación es esencial y la excelencia como objetivo no debe ser un parámetro negociable. El conformismo, la autocomplacencia y el masomenismo impiden un crecimiento real que permita acceder a los mejores niveles posibles. Ninguna carrera artística o docente termina con un título, un concurso o con la llegada a un cargo, así como la formación de un cirujano no concluye con la recepción de un diploma.

La posición que adoptó el Maestro Jordi Savall es ejemplar.

Confiemos en que su mensaje sea interpretado por quienes tienen responsabilidades políticas y sociales en temas de educación y de arte. Y seamos inclusivos, estas responsabilidades las tienen docentes, directivos, autoridades, políticos y empresarios. El camino para salir de una crisis educación-arte-sociedad no lo van a encontrar quienes la generaron, ni teóricos alejados del mundo práctico-profesional sin reconsiderar con autocrítica y buenas intenciones sus propias responsabilidades.

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